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EL CORRESPONSAL

Quien no conoce a Andrés, el afilador

URUGUAY, CANELONES (www.elcorresponsal.com.uy) El afilador, es un oficio que no se extingue y Andrés Fernandez, revive cada día un oficio en Uruguay. Es el sustento de su familia. Una historia que se hace pedaleando permanentemente, aun cuando trabaja.

Poco a poco y a medida que la tecnología va ganando terreno, paralelamente van desapareciendo aquellos viejos oficios, por más que aún hay quien se ocupa de hacerlos perdurar, tal vez con ciertas limitaciones y en algunos casos aggiornándose con tecnología incorporada.

Oficios como el lechero -aquel que llevaba en un carro la leche cruda recién ordeñada-, al igual que el frutero, que en volanta, (especie de carro de dos ruedas grandes tirado de un solo caballo) recorría las calles de cualquier centro poblado del interior, eran típicas tareas que ya no se ven. Actividad tan en desuso como la del colchonero, el hojalatero, el barquillero, y otras como el guasquero, el arenero, el ladrillero o el alambrador, que se circunscriben a ciertos lugares puntuales casi todas emparentadas con el campo o al menos en zonas rurales.

Sin embargo hay un oficio antiguo, muy citadino por cierto, que se niega a perderse en el olvido y por el contrario aun con la tecnología como principal "oponente", resulta elemental en cualquier casa, en cualquier negocio gastronómico? nos referimos al afilador, aquel que con una piedra de esmeril montada por un sistema de engranajes y correa en una bicicleta se paraba en cualquier esquina haciendo sonar una flauta anunciando su llegada. El afilador, el de antes o el de ahora: un mismo oficio que poco ha cambiado con el tiempo.

Ya no se ven habitualmente porque solo hay cinco, según lo confirma Andrés Fernández, que llegó hasta LA REPÚBLICA en su bicicleta City GT, para contarnos sobre este añejo oficio que tiene sus orígenes en España.

"Quedamos solos cinco, mi hermano y yo y otra familia con tres integrantes? no hay más y sé que es así porque hace más de diez años que recorro Uruguay con este oficio", nos dice Fernández.

Doce años de oficio.  En realidad hace doce años que se dedica al oficio y surge a instancias del abuelo de un amigo, don Navarro, quien le fue enseñando el oficio poco a poco, saliendo con él en bicicleta, mirando y después preguntando sobre cada detalle.

Cada mañana se trepa a su bicicleta y elige el barrio, recorriendo todo Montevideo pero además recorre el interior y diez días de cada mes, va a dos departamentos diferentes, y obviamente por razones de cercanía, los del sur son los más visitados y entre ellos la Costa de Oro de Canelones, que cada mes tiene su visita, ya con clientes preestablecidos. "Pero obvio no los hago completos a estos departamentos sino donde ya sé que están mis clientes".

El resto del mes los otros 20 días, hace Montevideo sin repetir barrios y cada día va a uno diferente siempre montado en su bici. En muchos barrios, tiene una clientela fija por lo cual la ruta no cambia, pero coordina para no dejar a un cliente sin el servicio, así lo haga diez días más tarde. Cuenta que estando en San José o Florida, por ejemplo hay quien se le arrima y le dice: "mirá vivo en tal ciudad y tengo veinte cuchillas, cuatro cortadoras de fiambre para afilar y hay otros clientes posibles en la vuelta".

"Pero no trabajo con la inmediatez del cliente por más que me quiera llevar y traer. Yo vengo por las rutas habituales, y después corto hacia ese determinado lugar y soluciono el tema".

Un conocedor. Andrés es un gran conocedor de filos por eso con seguridad sostiene que cada material que afila "lleva su ángulo especial de afilado, una cuchilla sola tiene afilado, afilado con desvastado, pulido, templado. Por eso es que se utiliza agua y aceite y además, como hecho importante, destaca que "no asiento el filo en chaira ni en piedra, sino en cuero utilizando la misma correa que tengo para hacer girar el esmeril con el pedaleo.

Ese es el mejor filo?", confiesa y nos muestra sus dedos pulgares, con cientos de cortes en todas direcciones haciendo imposible por ejemplo una huella digital clara. Es que él prueba el filo de sus cuchillos en su propia mano. Dice que los cortes deben tener el filo de barbero? yo voy al tacto, cuando me corta esta con filo "rabioso" o sea que ahí está bien".

Pero además sabe si el filo requerido en una cuchilla si es para machetear, cortar, para deslizar, etc, así como también conoce perfectamente de qué se compone cada uno de los materiales que afila, si está hecho con los aceros puros, si son reciclados, si es un acero semi-reciclado, si es acero en fragua, que según sostiene son de las cuchillas más caras y rondan los doce mil pesos? Es decir afila cualquier cosa desde cuchillos de mesa, cuchillas de restaurante, cuchillos para frigoríficos, si es para deshuesar (acá incluso afila de acuerdo si lo utilizará en mano derecha o izquierda), hasta hachas, máquinas de cortar fiambre, y una vez cuenta que tuvo que afilar una katana china, en Punta del Este. (LA REPUBLICA/ NACIONAL/ 29/12/2013/ Página 12)

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