¿Porque hubo un tiroteo asesino en Santa Lucia?
URUGUAY, CANELONES, Santa Lucia (www.elcorresponsal.com.uy) La exaltación provocada por el ánimo de venganza de viejas rencillas, el robo de banderas del equipo rival para luego mostrarlas como trofeos y el consumo de drogas fueron los principales móviles del ataque de hinchas tricolores a parciales aurinegros en la noche del 28 de septiembre pasado en Santa Lucía.
El ataque fue planeado varios días antes: un hincha albo oriundo de esa localidad tenía la "misión" de enviar fotos por una red social sobre las banderas aurinegras colocadas en la plaza de Santa Lucía durante el aniversario de Peñarol. Pero los agresores no contaron con un detalle clave: había mas personas de las previstas.
Como llevaban tres armas, el juez penal, Luis Sobot consideró que tenían ánimo de matar, ya que debía ser previsible para los hinchas tricolores que el incidente "iba a terminar mal".
Cuando los acusados son interrogados por los móviles que les llevaron a la ciudad de Santa Lucía, explican distintos motivos: era la forma de redimir viejos enfrentamientos, ya que tiempo atrás unas personas vestidas con camperas de Peñarol y un gorro de Santa Lucía los agredieron cuando estaban jugando al fútbol en el Prado.
"El festejo del 28 de septiembre era un buen momento para el desquite, era una invitación para ir a robar banderas de Peñarol y para pelear, reconociendo P.L. que era consciente de que lo que iba a hacer estaba mal porque está mal golpear a otra persona, no obstante decidió ir igual", sostiene Sobot en el primer auto de procesamiento fechado el 28 de octubre.
El documento revela que por lo menos tres hinchas tricolores consumieron cocaína en la sede de Nacional antes de viajar a Santa Lucía a robar una bandera aurinegra en la noche del 28 de septiembre pasado, según el auto de procesamiento del juez penal de Canelones.
Uno de los indagados por el magistrado penal reconoció que "C.G. le dio sustancia (cocaína) antes de salir de Montevideo y en la sede del CNF, la que consumió junto a G. y como sobró un resto, regaló un poquito a un amigo".
El escrito de Sobot señala que personal del Departamento de Homicidios de Canelones realizó allanamientos en las casas de los acusados incautándose en la casa de C.G. dos balanzas de precisión, una de ellas de marca Kasel que contenía "restos de sustancia blanca y dinero en monedas tipo cambio". Es decir, quedó probado que era un traficante de drogas.
Al ser interrogado en la sede penal, el indagado confesó que consume cocaína y que hace un tiempo adquirió 10 gramos, "el que fraccionó en un gramo que vende a quinientos pesos y en medio gramo a trescientos pesos. Admite que le regaló a P. un gramo, que consumieron juntos antes de ir a Santa Lucía".
Otro de los indagados declaró que alguno de ellos habían consumido "dos porros (marihuana)".
La reyerta a balazos y a golpes de puño provocó que tres hinchas de Peñarol, que se encontraban festejando el aniversario del club junto a mujeres y niños, sufrieran heridas de entidad. El viernes 4, el joven Hernán Fioritto (21) falleció por las heridas de bala provocadas. Sebastián Enciso, quién recibió cuatro disparos, se debate entre la vida y la muerte. Un tercer parcial aurinegro sufrió heridas leves.
Los trapos.
En el primer auto de procesamiento, el juez Sobot brinda un perfil de los 12 detenidos por el ataque de hinchas tricolores a parciales aurinegros ocurrido en Santa Lucía.
Con excepción de dos acusados, el resto son padres de familia, comerciantes, una psicóloga, trabajadores y estudiantes. "No tienen el perfil de barrabravas", dijo el magistrado a El País el sábado 5.
La mayoría de los hinchas tricolores procesados se encontraba en la sede de Nacional en un evento del "Colectivo 7411" para recaudar fondos para comprar banderas. Otros estaban en las inmediaciones de la sede tricolor.
Otro hincha albo, C.G. no se encontraba en la sede. En compañía de N.G. circuló por amplias zonas de Montevideo durante horas tratando de conseguir banderas de Peñarol.
En el juzgado, C.G. reconoció que, sin éxito, pasó por la rambla, el Palacio Peñarol, Brazo Oriental y cuando pasó por la sede de Nacional se encontró con otro de los acusados, quien lo invitó a ir a la ciudad de Santa Lucía a robar banderas.
En un segundo auto de procesamiento fechado el 4 de octubre, Sobot explicó que los hinchas tricolores habían recibido, a través de una red social, una foto de la plaza de Santa Lucía donde había varias banderas de Peñarol colgadas en conmemoración del aniversario del club. "El premio de los trapos (banderas) es que luego se sacan selfies y se suben a las redes, no se queman si no para qué las van a robar... hay que mostrarlas en algún momento", explicó uno de los hinchas tricolores detenidos a Sobot y a la fiscal Mónica Castro.
Un hincha de Nacional, que vivía en Santa Lucía, envió una foto de los festejos aurinegros a un amigo que se encontraba en la sede de Nacional en la noche del 28 de septiembre pasado. Por lo menos dieciséis hinchas de Nacional partieron hacia Santa Lucía en tres autos. Durante el viaje, varios señalaron a sus compañeros que llevaban armas de fuego: una pistola calibre 635 y dos revólveres calibre 22. Las compraron en la feria de Piedras Blancas en $ 2.000.
Al llegar a Santa Lucía, los tres autos recorrieron la plaza en una especie de "reconocimiento". Los hinchas tricolores estacionaron a varias cuadras de la plaza. Uno ellos llevaba un gorro de Peñarol "para despistar". Tras descender de los autos, desenfundan las armas. Otro parcial tricolor llevaba un bate de béisbol "por si se armaba problemas".
Al llegar a la plaza, los hinchas tricolores se dirigieron hacia la bandera con los colores que decía: "Del Santa Vengo". Primero se tomaron a golpes de puño con algunos parciales aurinegros. Los que llevaban armas comenzaron a disparar a los aficionados rivales que estaban detrás de una de las banderas.
Luego del tiroteo, los agresores huyeron en los tres autos. La bandera robada fue quemada y una de las armas tirada al río Santa Lucía.
El juez penal de Canelones, Luis Sobot solicitó al Instituto de Rehabilitación que ninguno de los procesados fuera recluido en el Comcar, Penal de Libertad o cárcel de Canelones por que estarían amenazados de muerte por reclusos de esos centros.
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