Matemáticamente tenemos chance
URUGUAY, CANELONES, Las Piedras (www.elcorresponsal.com.uy) Por Prof. Jose Carlos Mahía (*) Nuevamente la Educación Pública está en el ojo de la tormenta, esta vez por la exposición pública de los resultados académicos en los liceos de Primer Ciclo en todo el país. Como era previsible los resultados son malos, y en algunos casos muy malos.
Es el de la Educación un terreno muy fértil para los opinólogos, de los que como dice Sabina mueven los labios y hacen poemas, que los hay y por todos lados.
También es un terreno muy propicio para buscar la paja en el ojo ajeno, para fingir demencia, ajenidad con el tema, para los que - como dicen los mexicanos - navegan con bandera de ingenuos.
Y sin dudas es este el peor camino, siendo la educación estratégica para el desarrollo del país y la calidad de vida de la gente, para que de verdad podamos ser un país de primera con sostenibilidad en el tiempo.
Lo primero es asumir la realidad, que no es buena y nos interpela como Nación, estos resultados - apunto parciales, falta UTU - nada bueno auguran para nuestros jóvenes en el futuro a mediano plazo. Por eso nos pareció buena la reacción del Director Nacional de Secundaria, que lo primero que hizo fue asumir la situación y advertir la complejidad del problema.
El que no entendió nada fue el principal candidato de la oposición que salió en el marco de su campaña electoral interna a pedir la renuncia de todas las autoridades del Consejo de Educación Secundaria.
Así no se arregla nada, sólo se busca juntar votos, no otra cosa.
Es que el problema es mucho más profundo, en realidad lo vemos instalado hace largos años en el seno de la sociedad uruguaya: hace mucho tiempo que los uruguayos no toman como su principal prioridad la educación de sus hijos, que no hacen el seguimiento académico de su trayectoria educativa, que no se hacen cargo desde el mundo adulto de sus hijos.
Es duro pero es así.
La prueba del 9: ¿cuánto hace que los boletines de calificaciones con peores resultados académicos quedan en los liceos porque no hay adulto que vaya por ellos? Muchísimo y si bien hay excepciones en general es así. Y es sólo un ejemplo.
¿Por qué? Porque entre otras cosas el valor que le atribuyen muchas familias a la formación de sus hijos, a la educación en sí misma, cambió.
En muchos casos ya no se le atribuye a la educación el valor de crecimiento personal, espiritual, material ni el aporte que otrora ésta le hacía a la sociedad en su conjunto, me refiero en específico a los valores varelianos que moldearon al Uruguay de buena parte del siglo XX.
Una parte de esa sociedad migró hacia la educación privada con lo que el aula pública se hizo menos plural, menos heterogénea, menos inclusiva.
Lo sorprendente es que los resultados en materia educativa en el sector privado tampoco son buenos, lo que muestra la complejidad y la densidad del problema.
Sin dudas los contenidos educativos también son parte del problema, la lejanía de estos con los interéses de los jóvenes es evidente.
Los resultados en el aprendizaje de matemáticas son el ejemplo más recurrente, tanto sea por la proliferación de academias privadas por las que una gran parte de los uruguayos han pasado o por lo que nos dice la Facultad de Ingeniería cada año.
Pero hay otros, la pregunta es ¿Cuánto sabe un joven de ingles cuando termina el liceo?
Es claro que las Ciencias Sociales también son parte del problema.
El sistema educativo debe ser mucho más auto crítico sobre lo que está pasando.
Lo importante es que tenemos que asumir es que hay que cambiar diseño y los contenidos teniendo claro que el centro es el alumno, no nosotros los docentes.
En los cambios deben participar los actores de la educación y decidir quienes están al frente de las políticas públicas, los que el pueblo uruguayo puso con su voto al frente del país.
La reacción pública de algunos actores sindicales que ubican a los docentes absolutamente afuera del problema es sencillamente incomprensible, plantear que todos los problemas vienen de afuera es una perspectiva por lo bajo profundamente equivocada.
Quienes estamos en el gobierno debemos comprometernos a impulsar algunos cambios impostergables: fortalecimiento de los centros educativos y el rol de los Directores y su equipo como conductores institucionales, promover diversidad de propuestas educativas teniendo en cuenta realidades que son distintas.
Deberíamos extender iniciativas como las del Liceo de San Luis, lo que sería muy saludable para el país.
¿O es imposible pensar en un Ciclo Básico Común de lo que hoy es UTU y Liceo que habilite a un sistema de Educación Media Superior? ¿No le daría un cambio así otra dinámica a la Educación Media? ¿No tendrían mejores posibilidades nuestros estudiantes?
Creemos que si, estaba previsto en la ley de Educación y no lo hicimos.
También tenemos pendiente una profunda reforma y actualización en la Formación Docente en su conjunto, que incluya la actualización permanente y sistemática de los docentes y trabajadores de la educación en general.
Tener un Plan Ceibal en marcha, es un avance espectacular. Extender la Educación Inicial a 4 y 5 años es otro tanto, la educación física en todas las escuelas, el boleto gratuito de Primero a Sexto son logros que no nos vamos a cansar de señalar ya que muy poco se dice públicamente.
En muchos centros educativos se siguen haciendo cosas muy buenas, sigue habiendo una enorme mayoría de gente que ama lo que hace y que precisa un fuerte estímulo, mucho más de reconocimiento moral o afectivo que material.
El sistema político debe sin dudas asumir sus responsabilidades, no sólo se trata de aumentar los recursos - que hay que seguir haciéndolo - sino fundamentalmente invertir bien, proponernos metas, ejecutarlas y evaluar los resultados.
Si el camino es la retórica pública, el pasaje de facturas, el deslindar responsabilidades seguiremos ahondando el problema.
En cambio, si somos audaces, si instalamos los caminos de salida en la sociedad civil en su conjuto vamos a tener oportunidades de salir adelante.
Es tiempo de cambiar la perspectiva.
(*) José Carlos Mahía es profesor de Historia. Vive en la ciudad de Las Piedras, Canelones. Es diputado desde el año 1995 a la fecha, y pertenece al sector Asamblea Uruguay, FLS, Frente Amplio.
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