Pluna: un final triste para una historia triste
PASO CARRASCO (Twitter: @elcorresponsal) por Ego Correa Luna de Equinox Todos sabemos que las compañías aéreas son empresas de muy difícil gestión, ya que son innumerables las variables que deben ser tenidas en cuenta y muchas las eventualidades que pueden surgir a lo largo y ancho del mundo, que en cualquier momento una prestigiosa y sólida empresa lo pierde todo y se va a la quiebra.
Tampoco es un secreto que PLUNA, nuestra empresa de bandera desde su fundación como un emprendimiento privado hace más de 75 años, tiene una historia de problemas económicos.
Ya en 1940 en Estado uruguayo le otorgó subsidios, luego en 1944 se asoció, formando una empresa de economía mixta, para terminar en 1951 asumiendo el control total de la misma, a través de la creación de un Ente Autónomo del mismo nombre.
En esa época la compañía fue creciendo y en 1956 es la primera de la región en incorporar a su flota los flamantes Vickers Viscount, cuatrimotores turbo hélice.
No obstante, la constante burocratización de la compañía, la fue transformado en una pesadísima carga para las arcas del Estado, al punto que en 1973 contaba con 1400 funcionarios y ningún avión volando.
Ya en 1971 había resignado sus líneas al interior por carecer material de vuelo, debido a que los viejos DC-3 ya no daban más.
Era todavía tiempo de gobierno democrático y se decidió que la Fuerza Aérea Uruguaya se hiciera cargo de mantener el interior conectado por vía aérea, a través de un convenio que se firmó con el TAMU (correo aéreo de la FAU). La FAU cumplió su cometido con gran eficacia y eficiencia hasta 1991, cuando otro gobierno democrático decidió suspender el servicio, para que una empresa privada lo asumiera.
De nada sirvieron los argumentos de que era inviable mantener un servicio como ese, a menos que lo hiciera la FAU, dado que era económicamente inviable. Por supuesto que al país le costaba mantener el servicio de ese modo, pero al tener las máquinas, las tripulaciones, la organización operacional y la infraestructura de mantenimiento, no sólo se contaba con lo necesario para realizar la tarea con costos que ya se encontraban dentro del presupuesto de la Fuerza, sino que los costos extras se cubrían con el porcentaje de la recaudación que le correspondía a la FAU.
Esto, dejaba, además, un excedente que abarataba sus costos operativos, que de otra manera, como los vuelos debían de realizarse para mantener el entrenamiento de las tripulaciones. Había plus de que las mismas incrementaban su experiencia volando en misiones reales, con una exigencia mayor, por la responsabilidad que mantener el servicio con la máxima eficiencia suponía.
Ya en 1973, con la situación que comentamos, el gobierno consideró que debía cerrar la empresa, porque esos 1400 funcionarios cobraban sus salarios de Rentas Generales, debido a que PLUNA no volaba a ninguna parte.
Allí la Fuerza Aérea, esgrimiendo el argumento de la necesidad de una línea de bandera, evitó el cierre, a cambio de hacerse cargo de la intervención del Ente.
El entonces Cnel. Manuel Buadas fue el primer interventor y lo primero que se hizo fue comprar 3 Vickers a VASP. Los aviones estaban recién puestos a cero hora y costaron - con un gran parque de repuestos - un millón de dólares y de inmediato la compañía comenzó a cubrir todos los destinos, con máquinas que no sólo estaban en perfectas condiciones, sino que además eran más modernas, ya que tenían una capacidad de 76 pasajeros (contra 52 de los primeros), motores más potentes y tecnología mucho más nueva y de gran eficiencia.
En forma simultánea se redistribuyeron en el Estado la mitad de los funcionarios.
Los viejos funcionarios de PLUNA aún recuerdan que ese directorio fue el único que llegó a repartir utilidades.
Luego llegaron los 2 Boeing 727, más tarde, en 1982 la renovación del material de vuelo por los flamante Boeing 737 y a través de un convenio con Aerolíneas Argentinas se trajo un Boeing 707 y se comenzó a ir a España. Primera vez que una compañía uruguaya tenía una línea transatlántica al Viejo Mundo.
Llegó entonces 1985 y con el cambio de gobierno se decidió finalizar la intervención de FAU traspasando el ente a las autoridades designadas por el nuevo gobierno.
En ese momento todo el Staff de dirección y gerencial de la empresa estaba formado por oficiales de la FAU y la mitad de las tripulaciones eran pilotos de la Fuerza, que no recibían ninguna remuneración extra a la de los sueldos correspondientes a sus jerarquías militares, debiendo además cumplir con las tareas administrativas o de mando, de sus destinos en la misma.
Otro aspecto importante fue el traspaso a la empresa por parte de la DGAC a la empresa del Servicio a terceros en tierra, por el cual PLUNA debía atender a todas las compañías aéreas que operaban en Carrasco, generando ingresos con los que se pagaba íntegramente el presupuesto de sueldos.
Es evidente que esa asociación de dos instituciones del Estado resultó en una inteligente y eficiente administración de recursos que el mismo disponía – un país pobre no puede darse el lujo de duplicar recursos, porque el país es uno solo - al punto que a la entrega a las nuevas autoridades PLUNA, se encontraba al día y había en sus arcas activos de 10 millones de dólares cash.
A mí me tocó participar de ese emprendimiento, cuando en 1980 fui designado para volar en los Vickers y luego en 1982 ser uno de 32 tripulantes que fuimos a la Boeing Co. en Seattle, USA, a hacer el curso de 737. En esos 5 años volé unas 2.500 horas y tuve el triste honor de ser, el último piloto de la FAU en volar aquellos aviones un 16 de abril de 1985.
Pero quiero recordar algo que pasó un mes y medio antes, cuando el 28 de febrero el Dr. Julio. M. Sanguinetti, presidente electo, fue a Buenos Aires a una entrevista con el presidente argentino, Dr. Alfonsín y pidió un avión de PLUNA para su traslado. Fui designado para cumplir con el vuelo y si era posible, explicarle la situación y lo que posiblemente sucedería si se decidía el retorno a la situación anterior.
Cuando llegó el Dr. Sanguinetti lo invité a hacer el vuelo en la cabina, cosa que declinó, explicándome que iba a la entrevista con el Presidente argentino y quería repasar algunos puntos, pero que al regreso lo haría.
A la tarde nos dispusimos a regresar y el Dr. Sanguinetti se vino directo a la cabina. Durante el corto vuelo y a toda velocidad, le expliqué nuestra posición haciéndole ver todo lo que se había logrado y lo que pasaría de volver a la situación previa a la intervención de la FAU, poniendo énfasis en algo que era verdad, como el desinterés económico de quienes habían participado en aquél emprendimiento, en su interés profesional y sobre todo en no ver derrumbarse todo lo que se había logrado.
La huelga que los funcionarios de PLUNA hicieron el 2 de marzo de 1985 no sólo terminó con nuestro sueño, sino que además hizo prever lo que se venía. Al año los 10 millones se habían ido y ya había un pasivo fenomenal.
El resto lo conocemos todos, la posterior asociación con VARIG, con pérdidas mayores aún y, finalmente, en 2007, la asociación con Leadgate.
Este fue un caso aún más grave, porque se sumaron una serie de condimentos que no voy a discutir, porque ya mucha gente lo ha hecho y que en algún momento van a tener que ser aclarados ante quien corresponda y mucha gente deberá asumir su responsabilidad por este tiro de gracia.
Pero era necesario contar esta historia, como reconocimiento a un grupo de gente que, cual quijotes, arremetieron contra molinos de viento y si bien no los pudieron derrotar definitivamente, los mantuvieron a raya por un buen tiempo.
Hoy, el espíritu no está para elegir una música alegre o romántica, ya que ha sido triste ver el final de aquél sueño que los hermanos Márquez tuvieron en 1936, pero sentí la necesidad de despedirlo con una música que en su magnificencia estuviera, como en una ópera trágica, a la altura del mismo, con dos hermosísimas marchas fúnebres, la más conocida, la de Chopin y la Beethoven, que no le va en zaga.
2 comentarios
Telmo J. Sager -
Cesar J. Fernandez -
No es sorprendente que los periodistas montevideanos anden desorientados. Hasta que el pasquin Buscada no les diga para donde tienen que correr andan como gallinas cuando recien las sueltan del gallinero...