Cumplió 100 años Manuela Regueira de Larrañaga en su casa bicentenaria
SAN RAMON (2398) Hoy 3 de abril, cumple 100 años Manuela Regueira de Larrañaga. Una madre y abuela bien canaria que vive en su casa, construída hace 200 años, en la zona de San Ramón, en Canelones. Es una de las personas más ancianas de Canelones y tal vez del Uruguay, que mantiene una lucidez notable. Sólo una leve hipoacusia entorpece un poco la charla que El Corresponsal mantuvo en su casa, -a través de Sandra, una de sus nietas, maestra de profesión, a la que Manuela crió como hija- y rodeada de la familia que aún vive en la casa original.
La anciana recibe de pie y caminando, aunque con bastón a quien llega, dejando ver una sonrisa amable y unos ojos claros que aún tienen el claro destello del entusiasmo. Delgada y alta, tiene un cabello completamente blanco que matiza coquetamente de gris, único detalle personal que aún se permite. Rodeada por su yerno, otra de sus nietas y algunos animales es la reina madre de la familia. A poca distancia esta la casa de su nieta más mimada, la maestra; que está casada con un productor rural, pero al llevar al diario El Corresponsal hasta su abuela, vuelve a ser la nieta mimada.
Manuela Regueira de Larrañaga dijo que recuerda claramente a su maestra, donde sus padres la enviaban en los meses de verano-hace 95 años- para que aprendiera a leer y escribir, cosa inusual en aquella época para una niña de campo. Relató como llevaba los frutos del trabajo de la finca familiar como parte del pago, lo que la propia maestra terminaba compartiendo con ella misma y un par de alumnas más que eran sus compañeritas en aquella época. Recordaba también claramente al patriarca de la familia, su suegro Larrañaga, quien enviaba a comprar 2 diarios de aquella época a San Ramón.
Manuela vivió y posiblemente termine su vida en la casa familiar bicentenaria, con paredes de casi un metro de espesor y un mirador en lo más alto desde donde se domina la zona. Contó como ordeñaba más de 20 vacas, levantándose a las 3 de la mañana y caminando 2 kilómetros para llegar hasta donde estaba el galpón de ordeñe, durante un par de años, debido a una desgracia familiar que la privó de la ayuda de su esposo. El mismo le pidió -en ese momento que vendiera todo y se fuera a San Ramón- ella prefirió quedarse en el campo y seguir con el trabajo de enviar leche a Conaprole. Sus manos son grandes y suaves, su postura esbelta en la silla desmienten los 100 años que cumple hoy.
En ningún momento habló de estar al final del camino, más bien mira como esperando a su bisnieto, que mostró con orgullo una fotografía de su abuela antes de los 30 años. Recordó como fue su noviazgo, aclarando que tuvo un solo y único novio, el que sería su marido luego toda la vida, hasta que enviudó. Sonriente recordaba como hubo épocas en que lo veía cada 4 meses "algo impensable hoy" agrega reflexiva. No quiso hacer comparaciones entre su vida de entonces y la de ahora, "lo importante es lo que viene" dijo con ternura mirando a su familia. Sonríe abiertamente cada vez que algo le causa gracia y parece tener un excelente humor.
Contó que se hizo de Nacional sólo para apoyar a uno de sus hijos, pues viendo que sus 2 hermanos mayores de Peñarol le hacían bromas todo el tiempo, ella ante el pedido del pequeño se hizo hincha de Nacional.
Al desperdirse en la portera dijo que esperaba otra visita a cuando cumpliera los 105, que así sea.
2 comentarios
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Por una gran casualidad Reguera es el apellido de mi ex marido, argentino, descendiente del coronol Reguerra de Corrientes, bueno solo un comentario. Gracias