Colonia Etchepare: cuando un sufrimiento es tan grande que se torna insoportable
URUGUAY (San Jose - Colonia Etchepare) por Carlos Cuagliano. Moscas, hambre, confusión, excrementos, desmayos, basura, infecciones, calor, desorientación, aguas servidas, diarreas, el repertorio cotidiano de miserias materiales y humanas. Es el preámbulo a la muerte previsible, en la Colonia Etchepare
La alineación surge como resultado de un sufrimiento tan grande que se torna insoportable; de alguna forma, el paciente psiquiátrico que es internado en estas instituciones ya murió una vez Yolanda Berrutti, una enferma psiquiátrica de 60 años, estaba alojada en una de las 50 “casas de salud” en la ciudad de Santa Lucía, Canelones, casas estas que sin control alguno se encuentran en nuestro departamento.
Yolanda fue trasladada a la Colonia Santín Carlos Rossi, que junto con la Colonia Etchepare configuran el complejo de Asistencia Psiquiátrica de Salud Pública, sobre la ruta 11, cerca de la localidad de Ituzaingó, en San José. Allí se iba a coordinar una tomografía, Yolanda fue internada en el pabellón 1.
Como ocurre con la mayoría de estos enfermos, quizás la alteración de la rutina, el no encontrar a nadie conocido y la modificación del universo restringido que acota su existencia, provocaron confusión y desestabilización en ella Yolanda caminaba por las calles internas de la colonia con la libertad que otorga la carencia extrema de funcionarios y enfermeros.
Caminaba y se caía. Se levantaba y volvía a caer.
Alguien la vio y fue internada en la “enfermería”, en la que se alojan los pacientes agudos y donde habitualmente un solo enfermero entrega la medicación, realiza las curas, higieniza, da de comer y hasta limpia el lugar.
El discurso de los marginados dice mucho de quienes marginan Víctor Hugo dijo “No hay ni malas hierbas ni hombres malos no hay sino malos cultivadores.” Estudios sociológicos de distintos tipos explican que los sectores marginales son depositarios de los defectos de la sociedad, pero también de frustraciones e inseguridades individuales.
Por que al decir “El es” es una manera de decir “yo no soy". El viernes 12 de febrero Yolanda fue encontrada extraviada, completamente desorientada, en los predios externos de la colonia por unos policías que buscaban al autor de la faena de un cerdo. Nadie había advertido su ausencia. Fue regresada a la enfermería y al atardecer del otro día, sábado, Yolanda volvió a desaparecer. Funcionarios de la colonia y dos sobrinos de la paciente iniciaron su búsqueda dentro del establecimiento
Mientras la Policía, que había sido alertada, la buscaba por las cercanías, entre los pastizales. En la oscuridad la búsqueda, a la que se sumaron efectivos de bomberos y unos soldados del Servicio de Remonta que accedieron a “dar una mano”, sería irremediablemente infructuosa. Ocho horas después la Policía la suspendió. Una versión, cuyo origen no pudo establecerse, indicaba que la paciente había sido trasladada de regreso a la “casa de salud” en Santa Lucía.
Los familiares reclamaron airados, hicieron gestiones ante las autoridades de la colonia, Bomberos y la Policía, pero las gestiones naufragaron en un mar de informaciones contradictorias. El cuerpo de Yolanda fue encontrado la mañana del jueves 18, en unos pastizales dentro del predio de la colonia, ya en estado de descomposición. Los médicos forenses adelantaron que el fallecimiento se había producido presumiblemente el lunes: dos días de agonía entre los pastos.
JUSTIFICACIONES. El episodio no mereció siquiera unas líneas en los diarios de Montevideo; sí hubo referencias en medios radiales del departamento de San José. Cobró cierta notoriedad cuando el cura párroco de Santa Lucía, José Moreira, denunció el caso como una consecuencia del estado de abandono total en que se encuentran los 450 internados de Santín Carlos Rossi.
El director de las colonias psiquiátricas, Osvaldo do Campo, explicó a los familiares de Berrutti que no estaba enterado de los pormenores; no se pudo, por tanto, desentrañar la incógnita sobre el origen de la versión de traslado que justificó la suspensión de la búsqueda. Según los familiares, la Policía habría ordenado a una nurse que comunicara a Bomberos que la paciente había sido trasladada y que por lo tanto no se había “fugado”.
Interpelado por la prensa, Do Campo se negó a formular comentarios. La reacción oficial ante la muerte de Berrutti, que eludió la consideración de la situación extrema de las colonias, las denuncias sobre el descalabro administrativo, la continuidad del estado de desamparo en que se encuentra el millar de pacientes y la indiferencia ante las carencias materiales más elementales, provocó indignación entre funcionarios, médicos y representantes del movimiento de usuarios, que se reunieron en Santa Lucía decididos a divulgar la ignominia de la vida cotidiana en las colonias.
De los testimonios recogidos por el semanario Brecha surge un panorama alucinante de lo que, con propiedad, califican como “depósito de los desechos de la sociedad”.
El registro periodístico de la vida cotidiana que sufren los pacientes y los funcionarios en las colonias de San José recurrentemente enciende la sensibilidad del público, pero ahora los denunciantes advierten que la situación de abandono e inacción (medida en mugre acumulada en los pabellones, camas sin sábanas, basurales por doquier, instalaciones eléctricas defectuosas, excrementos en los tanques de agua, caños rotos, sillas de ruedas inutilizables, falta de camillas y carencia crítica de personal) se ha acentuado en los últimos tiempos, particularmente en Santín Carlos Rossi.
Como suele ocurrir, la polémica registra dos campanas. Las autoridades reclaman el reconocimiento a las mejoras introducidas en los últimos años en materia de atención a los enfermos psiquiátricos. Se pone el acento en las obras de recuperación y remodelación en tres pabellones de Etchepare, que insumieron 2 millones de dólares, donde los pacientes cuentan con mobiliario nuevo, aire acondicionado, heladeras y microondas.
Las mejoras se realizaron bajo la supervisión de los integrantes de una comisión de apoyo cuyos responsables serían el general Francisco Wins y el periodista Alberto Grille. Para los denunciantes esos tres pabellones –que identifican irónicamente como “el Sheraton”– son la contracara injusta y discriminatoria de la situación deplorable en los 20 restantes que forman el complejo de los dos establecimientos.
Sólo un 10 por ciento de la población de las colonias está internado en el Sheraton; el resto –afirman– “vive literalmente en la mierda que chorrea por las paredes con desagües rotos y que flota en los baños de los excusados tapados”. Los funcionarios y médicos consultados sostienen que se reiteran los brotes de tifoidea y que existen al menos dos casos de pacientes tuberculosos activos.
Incluso el privilegio de las instalaciones remozadas es cuestionable, según dos médicos consultados por Brecha que trabajan en las colonias:
“No necesariamente ese confort mejora la vida cotidiana de los pacientes, que por las características de las enfermedades mentales logran ciertos equilibrios, estabilidad, en la reiteración de rutinas. Resulta importante el lugar donde toman mate, donde se reúnen y pasean; hábitos de contención emocional adquiridos durante toda una vida, porque la mayoría de los pacientes han crecido, desde jóvenes, desde adolescentes, en ese ambiente que reconocen, en los rostros que identifican, en los vínculos reforzados”.
LA TRAMPA DE LOS PASTIZALES. La administración de los recursos y la política administrativa son puntos expresos de cuestionamiento. La falta de diálogo entre los actores es absoluta, afirman los denunciantes.
En enero de 2009, el director Do Campo comunicó a los jefes de servicio que “todo lo concerniente a gestión administrativa y gestión económica financiera es de estricta reserva. La información es estrictamente confidencial y sin autorización de la dirección no puede darse a conocer”, afirma el comunicado 15.
Un memorando elaborado a fines de 2007 y reiterado en 2008 incluía denuncias sobre la gestión. Fue elevado al Sindicato Médico y a las autoridades de ASSE, responsables en última instancia de un establecimiento público de asistencia médica; pero el memorando no fue recibido por las autoridades.
En él se señalaban algunos aspectos específicos, que resultaron premonitorios: se mencionaba, entre otras cosas, la existencia de pastizales dentro de los recintos: “Impiden la visión y facilitan las zoonosis. Se argumenta falta de combustible para el corte de los pastos”. Los pastizales, que dejan atrás los basurales, se convirtieron en una trampa mortal.
“Hay pacientes que efectivamente se fugan. Pero la mayoría no tiene intención de abandonar el establecimiento.
Medicados, y en un estado de confusión, deambulan, se pierden, se desorientan, y con la falta de personal, el estado deplorable de las puertas y los accesos, terminan perdiéndose en los pastizales”, acotaron las fuentes.
Eso fue lo que ocurrió con Yolanda Berrutti, una muerte que podría haberse evitado porque unas semanas antes de su desaparición otra paciente había agonizado entre los pastos.
María Cabrera, de 68 años, una antigua funcionaria de la colonia, internada ahora como paciente psiquiátrica, abandonó el 23 de diciembre de 2009 las instalaciones de la enfermería del Etchepare.
Nadie la vio, nadie registró su ausencia; simplemente caminó y salió. Recién el 27 de enero se encontró su cuerpo; estaba tendida entre los yuyos a 25 metros de las instalaciones.
Fue en principio enterrada como NN, hasta que se confirmó su identificación. Ese antecedente debería haber alertado sobre el peligro de los pastizales y debería haber activado medidas de contención.
No ocurrió, pese a las advertencias.
Eso sí: el pasto fue cortado después que se ubicó el cadáver de Yolanda.
7 comentarios
Sandra Canel -
Mercedes Arias -
Lucia -
marta -
carlos -
Ana -
Yo trabajo en las Colonias y a mi no se me entrvisto estoy en total desacuerdo con lo publicado, he visto al Director de las Colonias recorriendo los predios buscando a Yolanda y nadie lo publico, lo he visto, lo he visto luchando por la leña para que los pacientes no mueran de frio, y tantas cosas mas que estaria encantada de afirmar.
Tambien conosco muchos de los hogares y casas de Salud de la Zona y no son lo que cuenta y denuncia el Señor parroco de Santa Lucia, no es con denuncias y acusaciones que se va arreglar la Colonia los funcionarios tienen que poner de su parte tambien.
quedo a las ordenes del Diario y del semanario Brecha para que escuchen otras partes no tan "religiosas" pero con muchas ganas de apoyar a la Colonia y a la gente que la quiere sacar adelante
Laura Rodriguez -
Ud sabía que es la única Institución del país que los funcionarios no permiten tener falta por ausencia.
A aquellos funcionarios que estan hace años criticando las Colonias porque siguen allí sin poner voluntad para mejorar la situación.