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EL CORRESPONSAL

El tiempo corre en contra de la vida

URUGUAY, CANELONES (www.elcorresponsal.com.uy) por Valeria García. Tenía como tarea de fin de curso escribir un artículo provida. Lo primero que revisé fue el propósito que me movería al hacerlo: ¿buscaría impresionar al profesor o me concentraría realmente en ser voz de quienes no la tienen, desnudando un crimen que la sociedad se empeña en disfrazar de “derecho”? Opté por la segunda opción, aunque de seguro estas líneas dejarán mucho que desear.

Resuelto esto me dediqué a buscar frases sobre el tema a fin de inspirarme. Encontré muchas. Fui descartando las que tuvieran connotaciones religiosas, pues no quería mezclar creencias personales. Al final me quedé con una que me pareció muy acertada, es de un español, Gabriel de Pablo, y dice así: “Cuanto más aborto haya más le costará a la gente visualizarlo como lo que es, un crimen. El tiempo corre en contra de la vida.”

Por tanto, en un esfuerzo por revertir el daño que causa en la conciencia colectiva el silencio de los provida y el paso del tiempo, redacté este humilde artículo.

No soy quién para dar cátedra, así que me limitaré a puntualizar algunos aspectos básicos del asunto en cuestión.

¿Cuándo comienza la vida?

Pregunta frecuente con respuestas controversiales. La correcta es: en la concepción.

¿Qué es la concepción?

Es el resultado de la fecundación, hecho que ocurre cuando un espermatozoide (gameto masculino) acciona sobre la corteza del óvulo (gameto femenino) para penetrarlo, logrando la signamia o fusión de los núcleos de ambos gametos, formando un individuo nuevo, con un genoma propio.

¿Qué es el aborto?

Muchos dirán que es la interrupción de un proceso antes de que se complete. Otras dirán que es un “derecho” de la mujer, una “conquista”, un “progreso”. La verdad es que es una práctica, legal en Uruguay hasta la duodécima semana de edad gestacional del bebé, cuyo fin es eliminar a un ser humano, inocente e indefenso.

Esto nos lleva a hablar sobre las consecuencias que tiene el aborto para el bebé: En primer lugar no se le reconoce como persona, privándosele entonces de los derechos inherentes a la condición de miembro de la especie humana, categoría que le corresponde ya que sus padres son humanos, no mandriles o lagartos. Luego se le asesina impunemente.

El que sea una práctica legal libra a los progenitores y al personal sanitario de las consecuencias penales pero la naturaleza reclama el pago, generando un gran número de síntomas- alrededor de ciento cincuenta- que se han englobado en un síndrome llamado post-aborto.

Nombraremos sólo unos cuantos: Anorexia; Bulimia; Nauseas y Vómitos; Sensación de Vacío; Palpitaciones; Culpa y Tristeza; Enojo y Hostilidad; Llanto; Pérdida de la concentración; Depresión; etc. Se ha comprobado que este síndrome afecta tanto a la madre como al padre y se extiende a familiares cercanos, involucrados o no en la toma de la decisión.

Imposible no considerar el daño en la sociedad, la cual también padece por este crimen, empobreciéndose al cerrarle la puerta en la cara a cientos, miles de sus miembros en gestación. Los cuales podrían aportar al mundo su esfuerzo, su tesón, su talento. Además, estamos poniendo en riesgo el futuro al generar la merma sistemática de las generaciones venideras.

Para terminar volvamos al comienzo, el tiempo corre en contra de la vida, corramos nosotros a favor suyo, concientizando sobre este crimen, creando redes solidarias para apoyar a las madres que viven su embarazo como una crisis, etc.  

¡Digámosle siempre Sí a la vida! Estoy convencida de que no nos arrepentiremos.

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