Edil (FA) Anival Flores: ...son nuestros viejitos
URUGUAY, CANELONES (www.elcorresponsal.com.uy) En sesión de la Junta de Canelones, realizada el 19 de noviembre del año proximo pasado, el Edil (FA) Anival Flores refirió al tema: “Adultos mayores: Derechos Humanos”, recordando que las Naciones Unidas establecieron una serie de normas acerca de los derechos humanos
cuando aprobaron, en 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
’Hoy vengo a promover los derechos humanos de los hombres y de las mujeres que tienen canas: nuestros queridos viejitos’ anuncio Flores.
Entre los principales derechos de las personas mayores está el de vivir tranquilos, acompañados, felices, sin preocupaciones, en el seno de la familia que ellos edificaron; el tener acceso a alimentos preparados especialmente, dependiendo de su estado físico o de salud; el mantenerse limpios o arreglados con ayuda de los demás, el poder reunirse con sus hijos, nietos, parientes y amigos, para recordar todo lo que hicieron cuando eran más jóvenes; el ser escuchados y que sus opiniones sean tomadas en cuenta.
Tienen derecho a ser atendidas ante sus problemas de salud con calidad, oportunidad y cariño, procurando en todo momento su bienestar integral.
Tienen derecho a vivir en un hogar que les brinde amor, ayuda, comprensión, y a ser ubicados en casas de reposo o asilos solamente si así ellos lo desean. Tienen, también, derecho a manejar y utilizar sus bienes y dinero libremente, a menos que sus capacidades mentales lo impidan, en cuyo caso sería necesario que tuviesen un apoderado legalmente reconocido.
Tienen derecho a recibir una pensión justa por retirarse después de haber cumplido con los requisitos de trabajo que marca la ley, a recibir el mismo trato legal que los demás ante cualquier problema que tengan, a que se les ceda el paso y se les den sitios
privilegiados en todos los lugares a los que asistan: bancos, tiendas, cines, transportes, etcétera.
Todos y todas vamos en ese camino, y si ellos nos dieron todo como padres, se merecen todo como abuelos. ¿Cuántas noches se quedaron a nuestro lado por el miedo al afamado cuco? ¿Cuánta alegría por el regalo en el arbolito, por los cumpleaños o por un buen carné de calificaciones? Nos dieron todo y siguen aún hoy felices, orgullosos de lo mucho o poco que somos, porque, al final, son nuestros padres y somos sus hijos. Son nuestros viejitos’
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