Estudios del mal de las abejas darían la razón a los productores de Cuchilla de Rocha
CUCHILLA DE ROCHA (1702) Recientemente en Cuchilla de Rocha, (Canelones) han aparecido abejas muertas. En algunos casos son los mismos apicultores que el año pasado perdieron sus colmenas. Dada la muerte de colmenas por segundo año consecutivo, hay apicultores que se encuentran ante la disyuntiva de continuar o no con la producción. Se hizo la denuncia de las recientes pérdidas frente a las autoridades de la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA), tomaron muestras, revisaron colmenas y polen, pero a la fecha nada se sabe sobre los resultados.
Apicultores de la zona dicen que se está aplicando fipronil en los almácigos de cebollas y en variedad de frutales, viñedos, durazneros y cítricos. Si bien la resolución del 30 de julio restringe el uso del fipronil. Por otro lado las formulaciones aprobadas se venden ampliamente en las agropecuarias. En EE.UU y en Uruguay debe combatirse a los virus que dejan sin respuesta de defensa a las abejas y por el otro a decir no al uso de agrotóxicos.
Investigadores de la Universidad de Nebrasca Lincoln, en conjunto con investigadores de la Universidad de Illinois y el Departamento de Agricultura de EE.UU, pueden haber encontrado la primera causa del desorden del colapso de colmenas (DCC).
El DCC es un síndrome caracterizado por la desaparición repentina de las abejas adultas de la colonia. Este problema ha sido muy grave para algunos apicultores en EE.UU. y en otros países según informa Eliana Arismendi de Alainet.org
Compararon la expresión génica de colonias de abejas con DCC y colonias de abejas sanas, y encontraron en las colonias con DCC daños en sus ribosomas. Los ribosomas permiten la fabricación de las proteínas y “si los ribosomas de las abejas están comprometidos, las abejas no pueden superar una exposición a pesticidas, infecciones con hongos o bacterias, o una nutrición insuficiente, porque el ribosoma tiene un papel principal en la supervivencia de cualquier organismo” señaló la directora de entomología de la Universidad de Illinois, May R. Berenbaum.
Al estudiar los patógenos de las colonias con DDC los investigadores encontraron presencia de un tipo de virus, de la familia de Picornaviridae, que se lo encuentra muy comúnmente en un ectoparásito de abejas, el ácaro Varroa jacobsoni. Éste último fue accidentalmente introducido a EE.UU en el año 1986 y se cree aumentó mucho la cantidad de patógenos virales. La lista de Picornavirus que afecta a las abejas es larga e incluye el virus de la Parálisis Aguda de Israel.
De este modo, Varroa Jacobsoni puede transmitir Picornavirus a las abejas, y este último ataca a los ribosomas de las abejas, que las deja sin respuesta de defensa frente a exposiciones de estrés, como pesticidas y otros patógenos. La pérdida de función ribosómica podría explicar muchos de los fenómenos asociados con DCC, según Berenbaum.
Qué pasa en Uruguay. En Uruguay varios estudios se han hecho respecto al tema de “despoblamiento” de las colmenas, que ha provocado inmensas pérdidas, con un grave impacto económico que afecta a prácticamente todas las zonas productoras de miel. El Laboratorio de Microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas “Clemente Estable” identifica la presencia del virus de la Parálisis Crónica y virus de la Parálisis Aguda en Uruguay, con la existencia de más de ocho virus en una misma colonia de abejas, indicando que estos virus se encuentran ampliamente distribuidos en Uruguay.
El virus de la Parálisis Crónica, presenta síntomas en las abejas, como temblores, les impide volar, y quedan caídas fuera de la colmena, pero el virus de la Parálisis Aguda, no presenta ningún síntoma visible en las abejas y sólo se puede identificar con un estudio de laboratorio. Este último es el responsable de la mortandad, de colmenas afectadas con el ácaro Varroa jacobsoni en Estados Unidos.
El INIA presentó -en la Jornada de apicultura de abril 2009-, un estudio que demuestra el cambio en la sensibilidad a los tóxicos en las abejas de Uruguay, dada por la existencia de un biotipo de abeja que tiene mayor sensibilidad a los insecticidas; por este motivo deberían de ser re-evaluados los parámetros de seguridad para el uso de cada agrotóxico (3). En especial de fipronil, que es un potente insecticida, que afecta particularmente a las abejas, pero también a peces y aves. Es además nocivo para la salud humana y animal en general. Fue establecido como sustituto del mirex para combatir hormigas por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2004.
El 30 de julio, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca resolvió ampliar las restricciones en relación al uso del insecticida fipronil, pero está permitido el uso del fipronil en las formulaciones de cebo granulado (hormiguicidas) y suspensión concentrada (curasemillas)
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