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EL CORRESPONSAL

Olman Palumbo: Olman Palumbo: 'si cerramos la Criolla, del Roseevelt nos van a matar'

Olman Palumbo: Olman Palumbo: 'si cerramos la Criolla, del Roseevelt nos van a matar'

URUGUAY, CANELONES, Paso Carrasco (www.elcorresponsal.com.uy) Es el único sobreviviente de los fundadores de las jineteadas del Parque Roosevelt que desde hace 36 años organiza el Club de Leones de Shangrilá durante Semana de Turismo: una fiesta de tradición en cuyo entorno se ofrecen además espectáculos musicales y plaza de comidas. Segun Palumbo el año pasado acudieron 300.000 personas a la Criolla.

Desde hace más de tres años, los Leones están esperando, por parte de la Intendencia de Canelones, la renovación del comodato que antes el Ministerio de Ganadería y Agricultura les concedía cada cinco años. "Si cerramos la Criolla, nos van a matar, porque es como cerrar una industria; pero a veces nos dan ganas de terminar, por la falta de apoyo que hay", afirma.

-El predio en donde los Leones de Shangrilá organizan la histórica Criolla desde hace más de tres décadas, quedó comprendido dentro del Plan Maestro de la Intendencia de Canelones. ¿Cuál es la situación legal en la actualidad?

-Llevamos más de tres años sin comodato; el parque quedó para ser administrado por la Intendencia de Canelones, pero el dueño es el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. En este momento están trabajando en varios proyectos que no se definen. Eso nos complica, porque no podemos invertir absolutamente nada; en varias oportunidades, periodistas de radio y prensa dijeron que el Roosevelt es un lugar paupérrimo, una expresión deprimente para nosotros. Pero hay que saber que no tenemos apoyo económico de ninguna intendencia, tenemos que solventar todo nosotros. Si llegara a llover toda la semana, por ejemplo, no tenemos a dónde recurrir para pagar salarios, y no contemos las obras.

-¿Qué respuestas le han dado a los Leones desde la comuna canaria?

-Este año, por lo menos hemos tenido diálogo, y el secretario general de la Intendencia, Yamandú Orsi, nos pidió que hiciéramos una carta solicitando el comodato. Hubo un buen relacionamiento. Creo que es hora que salga; hace 36 años que estamos haciendo la obra de la Criolla, que fue pensada para toda esa gente que no puede salir de vacaciones en la Semana de Turismo. Este año fueron 300.000 personas, familias enteras, con sus viandas. Hubo buen tiempo pero cayó en fin de mes y nadie había cobrado. O sea que, para recaudar dinero, la Criolla no fue buena, pero resultó excelente a nivel de la obra de fondo. Solo se paga el asiento en el ruedo, pero hay un lugar que permite ver desde afuera.

-Con la certeza de que continuarán en el predio por varios años: ¿en qué se invertiría?

-En infraestructura, en baños, por ejemplo. Este año, con el temporal, ya tuvimos que gastar igualmente en baños, porque se les cayeron encima los árboles. Y además nos prendieron fuego el mangrullo, el quinchado enorme desde donde se transmiten las jineteadas. También deberíamos invertir en espectáculos, pero así, no podemos traer a Jaime Roos o al Chaqueño Palavecino, como las intendencias. Si cobráramos entradas, sí, pero no cobramos porque el legado de los García Lagos es un lugar de esparcimiento, con entrada totalmente gratuita. Siempre respetamos eso.

-¿Qué destino merece la recaudación cuando es buena?

-Tenemos que volcar el dinero a la comunidad, y no porque sea solamente una forma de trabajar del Club de Shangrilá, el leonismo mundial es así. Estamos controlados por un jefe de zona, y por el gobernador del distrito en que nos encontramos, que es el J3, el de la costa este del país. Trabajamos en Semana de Turismo de 8 de la mañana a 12 de la noche. Dos o tres meses después ya comenzamos de nuevo a trabajar para el siguiente año.

-Al no poder invertir todo lo necesario para mejorar la Criolla porque solo tienen un permiso precario, y al no alcanzar una buena recaudación, ¿qué gente y obras se afecta?

-De todo el país, porque la Criolla es nacional, vienen jinetes y tropillas de Artigas o Rivera y Tacuarembó, por mencionar pocos. Y por eso nosotros atendemos solicitudes que nos hacen de todas partes.

-Además de las instituciones beneficiadas con obras o donaciones, ¿cuánta gente trabaja en la fiesta del Roosevelt?

-En total trabajan 3.000 personas; si la Criolla se termina, todo eso también.

-Se les propuso un traslado hacia el norte, para el caso de que prospere el Plan Maestro. ¿Es el mismo en donde se inició la Criolla?

-Sí, estuvimos allí los primeros tres años, pero habría que hacer otro ruedo, caminería, baños, oficinas, vestuarios para los artistas, y galpones o salones para el personal de campo, que llega a cien personas. Los galpones que hay en el actual campo del ruedo, en tres oportunidades han funcionado como refugios, cuando se producen inundaciones. Y nosotros no sólo hemos dispuesto del alojamiento, sino que dimos comida, calefacción, con fondos de reserva. Estamos a la orden. A lo largo del tiempo hemos hecho contraprestaciones, como la entrega de los materiales para remodelar el parador El Ciervo, en Avenida de las Américas. También dimos los fondos para la zona recreativa para niños. Se donaron motos y bicicletas a guardaparques, se iluminó la Avenida Central hasta Camino Carrasco. Y todo eso siempre salió de las recaudaciones de la Criolla.


Lo recaudado se vuelca en obras

La filosofía del leonismo, una organización mundial que se estableció en Uruguay en 1951, es acompañar al Estado, asistiéndolo en actividades que no pueda cumplir, más allá de los partidos políticos que gobiernen, explicó Olman Palumbo. Con las recaudaciones obtenidas, por ejemplo en la Criolla de Roosevelt, se realizan obras que no siempre han tenido difusión. Desde el Club de Leones de Shangrilá se recuerda una gran lista de aportes, como el horno de panadería para la Colonia Berro, una camioneta O km para la escuela de recuperación motriz Carlos Gardel, electrodomésticos, materiales de obra y didácticos para varias escuelas públicas, el centro de carpintería de la escuela Roosevelt, construcción de policlínicas, equipamiento de hospitales, creación de bibliotecas. (El Pais / Foto:Inés Guimaraens/ nota Carlos Cipriani López)

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