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EL CORRESPONSAL

El Pinar llamando a la Estación Internacional

URUGUAY, CANELONES, El Pinar (www.elcorresponsal.com.uy) Estudiantes de El Pinar llamaron a la Estación Espacial Internacional.  La Estación Espacial Internacional (EEI) ya está sobre Japón. Sobrevuela la Tierra a unos 400 kilómetros de altura y tardará cerca de 91 minutos en dar toda la vuelta al planeta.

Pero antes de completar el recorrido, uno de los astronautas que habitan este laboratorio espacial hará una llamada por radio. Queda media hora para que eso suceda, y los alumnos del Colegio Uruguá de El Pinar, están nerviosos. Son ellos los que se contactarán con el cosmonauta italiano Luca Parmitano.

Así se vivían ayer los minutos previos al contacto radioespacial en el Country Club El Pinar. Durante cerca de un año y medio, los alumnos de 4º, 5º y 6º de este instituto se prepararon para ese momento, que solo duró 10 minutos (tiempo en que la EEI pasa sobre la región) pero que fue histórico.

Es que fue la primera vez que Uruguay se contactó con un astronauta en el espacio, como parte del proyecto Contacto Radioespacial de Escuelas Uruguay (CREU) impulsado por los amigos Daniel Perrotta y José María Poy . Ambos trabajaron con otros colegas para que la Radio Amateur de la EEI (ARISS, por su sigla en inglés) y la NASA los autorizara. Ayer a las 16:05 el proyecto se cumplió como un sueño.

Cerca de 300 personas esperaban en las gradas del pequeño estadio; niños, padres, maestros y vecinos se ubicaron frente a dos pantallas gigantes. En una de ellas aparecía Luis, un radioaficionado argentino encargado de hacer de "telepuente" para contactar la señal de la EEI con Uruguay.

También se podía ver de intervalos el planisferio, donde se marcaba el recorrido de la estación. En la otra, una Tierra cubierta de nubes aparecía tras uno de los extramos de la EEI: era la visión de una cámara externa adherida a la estación. Si hay algo que se echó de menos fue el no poder ver a Parmitano, y que él no pudiera ver las caras ilusionadas y ansiosas que aguardaban el contacto.

Pero la señal dependía de condiciones externas y tampoco importaba demasiado a estos niños y niñas con uniforme deportivo, que cuanto más se acercaba la estación al cielo uruguayo, más inquietos se ponían.

Poco antes de que la EEI pasara sobre Chile, Perrotta los llamó para una prueba de audio. Alineados en fila, los pequeños probaron uno a uno un único micrófono mientras Luis, desde San Luis, les recordaba que dijeran "over" al terminar la pregunta. Una alumno preguntaba en italiano qué hacía Parmitano en su tiempo libre cuando se anunció que comenzaba el contacto.

El público enmudeció. Perrotta pedía silencio mientras los niños repetían las preguntas para sí en voz baja, o leían y releían las anotaciones. Fue entonces que se oyó la voz del astronauta saludando al Colegio Uruguá. La emoción y los nervios porque la transmisión pudiera cortarse se reflejaba en las caras ahora serias de los más chicos.

"Primera pregunta", indicó el telepuente, y una alumna dijo en italiano: "Hola, yo me llamo Sofía, ¿qué te motivó para ser astronauta? Over". "Hola, Sofía", dijo Parimatno con voz alegre, y así respondió una a una las preguntas de los alumnos, que fueron desde "¿Cómo se higienizan los astronautas?" hasta "¿Qué construcciones humanas en la Tierra pueden verse desde allí?".

Los alumnos hacían su pregunta y volvían al final de la fila entre risas nerviosas y alivio. Pero el tiempo corría y la conexión comenzó a perderse. Quedaban tres niños por decir sus preguntas, pero ya no iba a ser posible. Entonces, Perrotta dio la indicación de que era momento del saludo final. Aplausos, gritos y vítores retumbaron en el estadio: era su forma de despedirse.

"No estoy triste, estoy contenta igual", comentó Abril cuando los aplausos cesaron. La alumna de 6º año era la última en la fila y no tuvo tiempo de preguntar: "¿Han podido encontrar pruebas de vida fuera de la Tierra?". Y es que la pregunta en sí no era el eje de este encuentro (de hecho, las respuestas de Parmitano se oían con interferencia), sino el estar comunicándose con el espacio. De que un astronauta dijera su nombre; saber que los estaban escuchando desde el cosmos.

Tanto los organizadores como las maestras del Uruguá coincidieron en que el momento era histórico, pero que el proyecto "recién comienza". Porque el entusiasmo de los niños sigue intacto y seguirán estudiando el espacio. Y porque, quién sabe, tal vez en algunos años sea alguno de ellos quien salude a la Tierra desde el espacio. (twitter.com/NoeliaGMo / EL OBSERVADOR/ ACTUALIDAD/  21/07/2013/  Página 7)

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